Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea
Mi hermana Rose vive sobre la repisa de la chimenea. Bueno, al menos parte de ella. Tres de sus dedos, su codo derecho y su rótula están enterrados en una tumba en Londres.
Así empieza este libro que acabo de leer y, con semejante comienzo, es inevitable seguir leyendo para ver en qué acaba. Jamie va a cumplir diez años, acaba de trasladarse desde Londres, donde vivía con sus padres y su hermana mayor, a un pueblo de la campiña inglesa, en el Distrito de los Lagos. Pero llegan solamente él, su padre y su hermana; su madre se ha quedado en Londres con su nueva pareja. ¿Qué ha pasado en esta familia? ¿Y quién es esa Rose que vive en la repisa de la chimenea?
Cinco años atrás, en Londres, Rose, gemela de Jasmine, y hermana mayor de Jamie, había muerto en un atentado terrorista mientras la familia pasaba el día en la plaza de Trafalgar. Los padres se culpan y no pueden superar su dolor. Descuidan a sus dos hijos vivos y ni siquiera se ponen de acuerdo en cómo enterrar a Rose. Por ello se la reparten: la madre prefiere una tumba en Londres y el padre quiere incinerarla y llevar las cenizas al mar. El padre bebe y pierde su empleo. La madre recurre a un grupo de apoyo. Y los dos quieren que Jamie llore la muerte de Rose, que la recuerde continuamente, que tanto él como su hermana Jas acepten que Rose era perfecta.
Parece un culebrón ¿verdad? Pues no, la historia no tiene nada de sensiblera; está contada por un niño pequeño que no entiende a los mayores, no entiende por qué se cambian de casa, no entiende su nueva escuela, no entiende por qué debe llorar a una hermana a la que apenas recuerda y, sobre todo, no entiende que esa madre que le adoraba no vaya a verle nunca, ni siquiera el día en que cumple los diez años. Solo tiene a su gato, Roger, y a su hermana Jas, una adolescente que apenas sabe cuidar de sí misma y que debe ocuparse además de su padre, su hermano y hasta del gato.
Jamie cuenta su historia con ternura e ironía. Compadecemos a sus padres al tiempo que los culpamos por no ocuparse de sus hijos, pero ¿qué sabemos de su dolor? Sonreímos ante las desgracias de Jamie en su nuevo colegio, pero ¿nos hemos sentido diferentes alguna vez? Se nos encoge el corazón ante el sufrimiento del protagonista y nos identificamos con la rebeldía de Jasmine. Sí, todos hemos sido heridos alguna vez, por eso estamos del lado de los dos hermanos, pero la ironía y la ternura que la autora, Annabel Pitcher, regala a sus personajes nos permiten leer la novela sin lágrimas, con una sonrisa comprensiva que nos hermana con ellos y que despierta nuestra compasión y nuestras sonrisas. Y, sí, también es verdad que nos apetece coger a esos padres y darles un buen meneo: ¿es que sus otros hijos van a pagar con su vida desgraciada la pérdida de su hermana?
No es una novela para mayores ni es una novela para jóvenes, es una buena novela. Cada lector se descubrirá en ella como joven o como adulto, y descubrirá en qué punto de su itinerario vital se encuentra.
El libro está editado por Santillana en la colección Punto de lectura. Son poco más de doscientas páginas encuadernadas en papel tela negro de aguas; la sobrecubierta, roja, luce el título en blanco junto con los dibujos que identifican los intereses de Jamie: la urna en la que vive Rose, las estrellas, el silencioso Roger y ese corazón maltrecho que casi se le va. Es un libro bonito por dentro y por fuera. ¿Nos animamos a leerlo?
Mamá y papá tuvieron una discusión de las gordas cuando la policía encontró diez pedazos de su cuerpo…
Annabel Pitcher.- Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea. Ed. Santillana, col. Punto de lectura, Madrid, 2011